sábado, 29 de noviembre de 2025

Un recorrido por la productora de cine "Fantastic Factory" (2000-2006) ¿Se recuperó el «fantaterror» español?





La "Fantastic Factory". He visto todas sus películas y he perdido 1D6 de cordura. ¿Ha merecido la pena? En realidad esta productora derivada de la clásica distribuidora Filmax ha recibido todo tipo de consideraciones, desde tomadura de pelo hasta una gran idea que fue una pena que se perdiera. Tal vez ambas sean correctas a su modo. Yo dividiría sus películas entre "comedias involuntarias" (género por lo demás muy disfrutable, aunque poco satisfactorio artísticamente para sus autores/perpetradores), cintas que van de serias pero que son aburridas, y un par de buenas obras (sobre todo una). 


Adenda: En primer lugar que no se me enfade nadie, que con esto del cine la gente tiene unas sensibilidades a flor de piel y la vida es muy corta como para estar enfurruñaos porque a alguien no le gusta lo que a uno; por otro lado, no voy a destripar las películas por si alguien quiere seguir la peligrosa senda para la estabilidad mental que he transitado, y finalmente bravo por el esfuerzo de todo aquel que saca una peli, aunque sea Birdemic. Encima tiene que aguantarnos a los que las vemos que, claro, somos todos unos expertos y más predispuestos a decir ñi ñi ñi que bien hecho. Pero bueno, vamos allá. Pasen, pasen. Entren libremente y dejen un poco de la felicidad que traen consigo.


Brian Yuzna adquirió reconocimiento con su interesante Society (1989), la cual a su vez tiene puntos en común con la influyente They Live, que Carpenter nos regaló el año anterior.




La idea venía a recuperar una vieja tradición del cine español y que ha dado grandes alegrías al aficionado: el Fantaterror (1). En cierta medida, el género fue una especie de refugio creativo durante tiempos duros y nos dio obras que han sido reivindicadas en nuestro país y fuera de él. Por poner un ejemplo, el famoso director Eli Roth (Cabin Fever, Hostel) ha reconocido en alguna ocasión ser fan de Quien puede matar a un niño (Ibáñez Serrador, 1976). Otras menos conocidas para el público actual como No profanar el sueño de los muertos (Grau, 1974) o Pánico en el Transiberiano  (Martín, 1972) son una joya, pudiendo gracias a esta última disfrutar de ver en el mismo plano a gente de la talla de Christopher Lee, Peter Cushing o Telly Savalas (éste, vestido de cosaco dando sablazos es un primor). Incluso entre cintas aún menos recordadas hay tesoros, caso de Una vela para el diablo de 1973 por el mismo director de Pánico en el transiberiano. ¿Y qué pasó? Para algunos autores la transformación del cine español vino de la mano de la "Ley Miró", que en 1983  asentó el sistema de subvenciones y primó un cine más “social” que acabó con la industria previa. Es un debate complejo y seguramente como es habitual en la causalidad histórica, el fenómeno responda a diversas causas (2).

Christopher Lee y Peter Cushing en «Pánico en el Transiberiano». Siempre me ha hecho mucha gracia este fotograma, porque parece que alguien se ha tirado un peíllo. Si no han visto la película, seguramente se lo pasarán pipa cuando lo hagan. Y es de Dominio Público.


Con estos antecedentes el de la Fantastic Factory parecía un proyecto loable. El Fantaterror era añorado, recordado y, si se podía hacer negocio con una reactualización, pues "miel sobre hojuelas" que se dice, ¿no? Pues no, porque para abrir el proyecto llegó… Faust: La venganza está en la sangre (Yuzna, 2000). Tal vez el problema es que Brian Yuzna estaba ya en una trayectoria descendente en su carrera. A día de hoy siguen siendo muy reivindicables sus gamberras Society (1989) o From Beyond (1986, traducida en España como Re-sonator para subirse al carro de Re-animator, que produjo con la dirección de su amigo Stuart Gordon). Faust entra de lleno en la categoría de comedia involuntaria, con unos escenarios en Barcelona que tratan hacer creer que la acción es en Estados Unidos sin conseguirlo y unos efectos poco logrados. La sublimación está en un guion que va provocando la incredulidad y poco a poco el gozo en el espectador por las risas. A la sensación raruna, salpicada de carcajadas, contribuye un erotismo de lo más sonrojante y desmadrado, poco necesario para la historia. Si en la escala de “cine malote” R.O.T.O.R. es un 10, Faust alcanzaría para el que suscribe un 8. No está mal para el despiporre, pero como negocio la botadura empezaba con vías de agua. Añadir que fue muy comentado el que le dieran el premio a los efectos especiales en el festival de Sitges.




El mito de Fausto ha sido reinterpretado en diversos formatos. En el cine ya desde la época muda con la película de Murnau en 1926. En el caso de la película de Yuzna, se basa en el cómic creado en 1988 por Tim Vigil y David Quinn, cuyo protagonista toma rasgos del personaje clásico.



Bueno, cualquiera puede dar un traspiés. El año siguiente hubo una de cal y otra de arena. Por un lado llegó Arachnid, que trataba de ser más autoconsciente y no tomarse demasiado en serio. El problema es que es aburrida. Pertenece al manoseado y agotado ya en aquel momento género de bichos asesinos. Tras la Ciencia ficción de bajo presupuesto de décadas anteriores, habíamos tenido Tiburón (Spielberg, 1975) y toda su exploitation, pero también otras como la notable Phase IV (Bass, 1974) o la esta sí divertida y cercana Slugs. Muerte viscosa (Piquer Simón, 1988). Superar esos listones era complicado y no se logró. Incluso el director, Jack Sholder, ha despotricado contra esta película señalando que el guion era un asco, que se la montaron casi a traición y que estaba bien vivir en Barcelona salvo por el hecho de que tener que trabajar en algo tan malo. Casi nada. Y es una pena, porque en su haber tiene maravillas como The Hidden (1987) y de haber intentado innovar con Pesadilla en Elm Street 2 (1985) que dio mucho que hablar, entre otras cosas porque hay quien ha visto en ella una alegoría de las dificultades sociales por ser homosexual.




Carteles para el mercado español y para el tailandés. La Fantastic Factory tenía una clara vocación internacional. Entre los ejemplos más desconcertantes de arañaexploitation está The Kingdom of Spiders (1977) protagonizada por William Shatner y que cuenta con algún póster así mismo fascinante.



Por suerte en 2001 llegó la buena de la Fantastic Factory. Casi me atrevería que, como dice la canción, por esta “valió la pena”. Hay mucha gente que la considera una obra menor, pero que quieren que les diga: yo tengo debilidad por ella. Me refiero a Dagon: la secta del mar. Fue el mismísimo Stuart Gordon quien, apoyándose en el guionista con quien había trabajado en Re-Animator, Dennis Paoli, se desenvuelve como pez en el agua (permítaseme la broma en una historia de seres anfibios) dentro de uno de sus contextos favoritos, el del universo de Lovecraft. Se suele decir que el escritor de Providence no es bueno, que sus personajes son planos y que juega mejor con la atmósfera que con la narrativa. Para mi hay cuatro obras que no encajan con esta teoría: El color del espacio exterior (1927), El extraño caso de Charles Dexter Ward (post, 1943) y las dos en las que se apoya la peli de Gordon: Dagon (1919) y la excelente La sombra sobre Insmouth (1936). A diferencia de con Re-animator, el guion no modifica sustancialmente la historia original (Herbert West: Reanimador, 1922) de modo que nos encontramos con una historia atmosférica, una narrativa efectiva (no exenta de escenas gore) y con el gustazo de que gracias al saber hacer de Gordon, se mezcla todo perfectamente en un entorno español pero que aquí no desentona. Al fin y al cabo  se ambienta en un ficticio pueblo gallego, con el grandioso nombre de Imboca, traslación al castellano del “Insmouth” del relato. Un gustazo para un admirador de Lovecraft, como el que suscribe.

"Hola, soy Lovecraft y no apruebo Dagon porque salen tetas". La película utilizó como escenario el bellísimo pueblo gallego de Combarro.




Por desgracia, la originalidad de Dagon no se mantuvo. La siguiente, Darkness (2002) representa un ejemplo de lo insulso del cine más comercial dentro del ámbito del terror, lleno de sustos a golpe de ruido, casas encantadas por doquier con maldiciones que desfacer y pocas sorpresas. De modo que entraría en la liga de “seria pero aburrida” y por su falta de estímulos creativos se me hizo cuesta arriba. Una pena, porque el director, Jaume Balagueró ya ha demostrado que puede traer productos de lo más interesantes, ya fuera con Paco Plaza en REC (2007, una pena que la segunda parte fuera un verdadero desastre antes de hacer un giro radical con la tercera) o en solitario con Mientras duermes (2011, inverosímil pero muy efectiva). Por desgracia Darkness no está entre sus mejores obras y la capacidad de sorprender es nula. Como curiosidad podemos ver en la misma cinta a  la ganadora del Oscar, Anna Paquin, junto a Fele Martínez, quien durante un tiempo fue una figura muy reconocible en parte por su gran trabajo en la meritoria reivindicación del género que fue Tesis (Amenabar, 1996).



Después de la oscura Darkness (je je) llegó el retorno al universo Re-animator con Beyond Re-Animator, la tercera parte tras una continuación anterior a la Fantastic Factory (La novia de Re-Animator Yuzna, 1990) que estaba por detrás de la gloriosa primera parte pero que se dejaba ver. Igual es cuestión de expectativas, porque cuando introduje el DVD de Beyond en el reproductor pensaba que me iba a encontrar como Kurtz con el “horror”, pero no fue para tanto. Tal vez por eso para mi esta es la otra “buena” de la FF. A ver, entendámonos. Re-animator es el Nirvana, Dagon unas vacaciones en la playa y aquí andamos por una acera en la que se ve de vez en cuando un arbolico. Coge bien el tono de humor de la saga y le da un pequeño giro al ambientarse en un entorno nuevo. El problema está en que para que la productora hubiera podido sobrevivir quizás este tendría que haber sido el nivel medio y no la excepción. En las curiosidades, señalar que podemos ver a Elsa Pataki, quien ya demostraba un muy buen nivel de inglés y está solvente en su interpretación y a Santiago Segura… haciendo de Santiago Segura. Las caras que ponían Jeffrey Combs y Jason Barry ante sus bromas en la presentación son todo un poema.



A partir de aquí no se levanta cabeza. Ya solo hay o aburrimiento, o aprovechable comedia involuntaria. En el primero juega Romasanta: la caza de la bestia (2004) del ya mencionado y ocasional colaborador de Balagueró, Paco Plaza (quien ha tenido éxito en los últimos años con la para mi así mismo insulsa y llena de clichés Verónica, 2017). Ya que estamos vean OT: la película (2002), que es un documental de Plaza y Balagueró sobre los primeros triunfitos y que da un poco de susto también, debido a la sordidez del mundo de las grandes discográficas. En lo soseras del último tramo de la Factory está así mismo La monja (De la Madrid, 2005; no confundir con la peli homónima más famosa del 2017). Como dice un usuario en FilmAffinity lo mejor de este título es recordar la infancia diciendo rápido "mon-ja-mon-ja-mon-ja-mon-ja…" ya saben. Por suerte, Yuzna vino, eso, involuntariamente, en nuestro auxilio para sacarnos carcajadas con Rottweiler y sobre todo con Bajo aguas tranquilas, ambas del 2005. La primera nos presenta una España postapocalíptica a lo Eurosource, el módulo del juego de rol Cyberpunk, en la que no sabemos muy bien el motivo un perro aparentemente muerto no deja de perseguir al prota. Los despropósitos son continuos, los diálogos absurdos y los personajes se comportan como si estuvieran todos como un cencerro. Da para risas, el problema es que “de”, no “con”. Aparece en uno de sus últimos papeles otro representante del Fantaterror patrio, Jacinto Molina (Paul Naschy) quien a diferencia de Rabal, no tiene aquí espacio para destacar. Y acabamos por todo lo ¿alto? con Bajo aguas tranquilas. Tiene un meritorio 7-7,5 en mi reiteradamente señalada escala de pelis chungas. Uno de esos regalos que ofrece la vida es el poder ver al nadador David Meca en su peculiar faceta de actor (ha contado varias veces que anteriormente rechazó un papel en la mítica serie estadounidense Los vigilantes de la playa) y escucharle doblándose a sí mismo, o contemplar una escena con una fiesta de pueblo que deja atrás lo más sórdido que puedan imaginarse en una evento de esas características (añadiré también en una fiesta “de ciudad”, que en estos tiempos como digo la gente está a la que salta. Añado emoticono para rebajar la tensión 🙂) Ángel Sala, director del festival de Sitges en alguna de sus ediciones, ha participado en tan ilustres obras finales de la FF. En la primera aparece acreditado como script consultant y en la segunda en screenplay, según IMDb o aiemdibi.






Y ya, estas fueron todas las películas de la Fantastic Factory. Creo que queda claro que en mi opinión el nivel medio no estuvo bajo las aguas, sino en el fondo de la fosa de las Marianas, pero eso, aparte de ser algo subjetivo no significa que: 1) forme parte de la historia de nuestro cine, 2) la intención era buena 3) están las risas y 4) está Dagon. Así que sí, he perdido cordura pero… valió la pena.


NOTAS

(1) Ha habido otros intentos menos conocidos, como la productora "Diseño y producción de Films", detrás de Angustia (1987) interesante slasher dirigido por Bigas Luna. 

(2) Echazarreta, 2002.

¿QUIERE SABER MÁS?

—Pódcast sobre la "Fantastic Factory":


Pódcast sobre No profanar el sueño de los muertos:


—Un buen repaso por el Fantaterror lo realiza Juan A. Pedrero Santos en un capítulo de su Terror Cinema (Calamar ediciones: Madrid, 2008). 

—Sobre el difícil ecosistema del mercado español en el último cuarto del siglo XX para que permeara el género de terror, todo en el contexto de la "Ley Miró", se puede consultar:

«Angustia» o la siniestra cinefilia de Bigas Luna por Echazarreta Carrión, J. (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002) en:




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domingo, 16 de noviembre de 2025

Mario Bava, la pizza y el nacimiento del "slasher" fílmico (Sei donne per l'assasino, 1964 - Reazione a catena, 1971)

En Italia la pizza, como el café, es una religión. Más de dos ingredientes en la masa es para numerosos habitantes del bel paese "cosa de turistas". Y entre los herejes más iconoclastas —ríanse Uds. de la que se lio con los cátaros— se encuentran los estadounidenses, que se dice echaron piña a la pizza para que fuera, según su criterio, más marchosa. Por lo que a mi respecta, conforme voy echando canas menos me va el discutir. ¿Le va la paella con chorizo? Póngase las botas y disfrute, que son cuatro días. Ya vamos todo el santo día enfurruñaos por una amplia diversidad de motivos como para buscarnos más. Eso sí, labor del estudioso del arte es conocer la cronología y, si antes de la pizza con piña estaba la que no tenía el polémico ingrediente, previamente a la fundación del slasher estadounidense, estaba el italiano (1) Aunque luego en Hollywood le echaran cosas que cada uno puede considerar, en su legítimo derecho, que están buenísimas o apestan. Faltaría más.

 

Sei donne per l'assasino (1964) participa de la estética del criminal como ente fantasmal (ausencia de rasgos, incansable en la persecución).

Habitualmentente se señala Halloween, creada por el maestro John Carpenter en 1978, como el nacimiento del género "espachurra-habitualmente-adolescentes". Y es cierto que se trata de una magnífica obra, la cual establece un canon seguido por infinitud de películas de calidad variable, como sucede con cualquier temática. Sin embargo si aspiramos a realizar historiografía cultural, debemos tener en cuenta un par de cosillas fundamentales: en primer lugar hablar del inicio de algo es complejo, pues las narraciones se apoyan en arquetipos, por tanto en manifestaciones culturales que nos han acompañado desde los albores de la humanidad; segundo que el arte no está conformado por compartimentos estancos, de modo que la comunicación entre sus partes es continua. No surge de la nada sino que como la vida en la Tierra necesita de una sopa primigenia que da lugar a una evolución con diferentes especies emparentadas entre sí.

 

Halloween y la icónica máscara de Michael Myers, en realidad creada para el capitán Kirk de Shatner en Star Trek

 

Incluso en Estados Unidos hubo slasher antes de Halloween, siendo Black Christmas (1974) del inquieto Bob Clark excelente ejemplo. Hasta el habitual tropo del teléfono, representación de un uso perverso de la tecnología, anda por allí. Del 74 es también La matanza de Texas, quizá más representante del terror rural pero indudablemente con elementos slasher. Pero en esta ocasión me gustaría recomendar, a la gente gustosa de seguir la hemoglobina fílmica, especialmente dos obras de otro gran director, el currante y a la vez artista Mario Bava. Fijarnos en él no solo tiene algo de merecido reconocimiento, sino que además nos permite observar esa eterna retroalimentación en el seno del arte que comentaba antes.

 

En la estupenda Black Christmas nos encontramos muy tempranamente con elementos habituales del género, como la amenaza telefónica. 

 

Gracias a la sapiencia técnica de Bava, que ayudó a salvar varias producciones, se le permitió dirigir su primera película oficial, La maschera del demonio (1960), excelente muestra gótica que sigue una corriente distinta, en este caso la nacida del manantial de la Hammer, que reactualizaba picantonamente al monstruo clásico de la Universal, bebiendo así del legado de las excelsas La maldición de Frankenstein (1957) o el Dracula de 1958. Por supuesto cabalgando en el romanticismo gótico. El director italiano demuestra en su debut un excelente tratamiento de la imagen y un ritmo cómodo para el espectador. No estaba innovando, pero su trabajo tenía un acabado de primera.


La maschera del demonio. El cine gótico participa de la narración oral y de un mundo más imaginado que real, como ramificación que es del romanticismo.


Con respecto al tema que nos ocupa y después de demostrar su valía, Bava nos legará Sei donne per l'assasino (1964) y Reazione a catena (conocida así mismo como Ecología del delito Bahía de sangre, 1971). En ellas, bastante antes que en Halloween, se ven algunos de los elementos troncales del slasher que Hollywood hará famosos, entre ellos la sucesión de asesinatos de forma explícita en un tiempo y espacios limitados, o el carácter cuasi sobrenatural del perpetrador, todo apoyado en una estética particular. Con respecto a esta última la influencia del expresionismo alemán (Nosferatu, El gabinete del Doctor Caligari) es clara, de modo que los ángulos de cámara agudos,  el juego de luces y sombras, e incluso la plasmación de imágenes deformadas en momentos puntuales, va a unir el género por muy moderno que nos parezca con un cine primigenio. 

 

El expresionismo une el cine con la vanguardia artística de comienzos del siglo XX y desde ahí, con el ámbito onírico

 

Por otro lado una de las influencias que se perciben en las películas seminales de Bava es, claramente, la del whodunit o "¿quién ha sido?". El slasher apela constantemente al espectador a preguntarse por conocer la identidad del enmascarado que somete  a los protagonistas a una orgía de sangre, lo cual entronca la narrativa con la literatura de grandes como Agatha Christie o Conan Doyle. Sin entrar en detalles para no destripar (je je) las películas a quienes no las conozcan, rasgos que se han presentado como novedosos en algún momento posterior —por ejemplo la autoría múltiple presente en Scream (Craven, 1996)— ya las encontramos en la filmografía del italiano.


Habrá no obstante diferencias entre escuelas cinematográficas. Bava apuesta en esta dupla original por un componente social y psicológico, muy relacionado con la narrativa noir, emparentada a su vez con el whodunit. Basta leer Diez negritos o La liga de los pelirrojos de los mencionados Christie y Doyle para comprobar que es una temática que va mucho más allá del mero juego mental al que algunos quieren acotarlo. A lo que se suma que en Italia el género tiene una fuerte tradición particular con nombre de otro color, el famoso giallo (amarillo). Por eso en estas dos películas hay quien ve no solo la génesis del slasher, sino así mismo del giallo, éste último donde encontrarán fama cineastas diferentes como Dario Argento y en el que hay quien considera que uno de los elementos definitorios es el de cierta atmósfera sobrenatural.


La versión de Diez negritos por Govorukhin (1987) es un modelo de adaptación fiel de libro a película.


Póster alemán de Tenebre (1982) de Dario Argento,  considerada como uno de los gialli prototípicos.


Como ven, todo está conectado. El cine estadounidense más popular seguirá por su parte, vía el slasher canonizado por Carpenter, la corriente del asesino fantasmagórico, en la práctica inevitable en su poderío desde el más allá, encontrando al respecto la sublimación en títulos como Pesadilla en Elm Street (Craven, 1984), Viernes 13 (Cunningham, 1980) o Destino final (Wong, 2000). Por otro lado es una cinematografía que se centrará en el adolescente como víctima, es decir la persona que está en el proceso de transición entre niño y adulto. Aquí desde luego podemos rastrear consideraciones morales y religiosas, vinculadas con el fuerte elemento puritano en la tradición cultural del país, aunque es una temática que constituye de nuevo un arquetipo reflejado en la narrativa clásica, como la presente en Cenicienta.

 


 


Para los amantes del cine es claro que el slasher trasciende a Hollywood. Si aman el género seguramente paladearán estas películas de Bava que, a su vez, como arte que son, están imbricadas con la tradición cultural de los arquetipos. Disfruten y luego decidan si les gusta más la pizza con piña o sin ella. Están en su derecho.


Imagen de Bahía de sangre. La imagen deformada y el juego de cristales o espejos también entronca con el mundo de los sueños y con el expresionismo.


(1) Con permiso del slasher británico. Aunque el público generalista no suele ver Psicosis (1960) como un representante de este género, hay debate al respecto. Y puede considerarse al menos tan británica como estadounidense, debido a la fuerte impronta de Hitchcock. Por otro lado Peeping Tom del mismo año, por Michael Powell, es vista en ocasiones como seminal para el slasher, pero en mi opinión con diferencias respecto a la impronta de las películas de Bava. Hablaré de ello en otra ocasión.


¿QUIERE SABER MÁS?


Mario Bava no solamente fue influyente en el Slasher, sino que su Terrore nello spazio fue una reconocida influencia para Alien. Lo contamos en otro artículo:

https://blogcaliptusbonbon.blogspot.com/2025/04/el-italo-alien-peliculas-italianas-y.html


Pódcast sobre el género Slasher:

https://www.ivoox.com/10-x-15-el-genero-slasher-audios-mp3_rf_120945053_1.html


—Pódcast sobre el "ItaloAlien":

https://www.ivoox.com/10-x-13-el-italoalien-audios-mp3_rf_120128125_1.html


Artículo sobre Paul Verhoeven y su incursión en el terror con elementos slasher:


https://blogcaliptusbonbon.blogspot.com/2025/06/paul-verhoeven-y-el-terror-escena-final.html


—Pódcast sobre John Carpenter:


https://www.ivoox.com/podcaliptus-7-x-08-mega-especial-john-carpenter-analisis-audios-mp3_rf_63123192_1.html


Este artículo se acoge a la licencia Creative Commons 4.0. (Atribución, Compartir igual)

Mario Bava, la pizza y el nacimiento del género "slasher" (Sei donne per l'assasino - Reazione a catena) © 2025 by Víctor Deckard is licensed under CC BY-ND 4.0






lunes, 10 de noviembre de 2025

"BÚSQUEDA ESTELAR" (F. Pohl - C. M. Kornbluth, 1954)

Los aficionados a la Ciencia ficción tenemos a Mercaderes del espacio, con razón, como uno de los hitos del género. Sin embargo el resto de obras que escribieron conjuntamente sus autores, Cyril Kornbluth y Frederik Pohl, son mucho más desconocidas. En este artículo analizaré una de ellas, Búsqueda estelar (Search the Sky), escrita en 1954 y que aporta valiosa información sobre la crucial década de los años cincuenta para la narrativa de anticipación, así como sobre los temas claves en la producción general de los escritores del libro.


Portada y contraportada de la presumiblemente única edición española, como obra única, de Búsqueda Estelar, en la colección "Infinitum" de la editorial Ferma (1966). Ilustración por Enrich (Enric Torres Prat).



Como era frecuente con Pohl, Search the Sky apareció originalmente en la editorial estadounidense Ballantine. El autor nos cuenta en sus memorias, tituladas The Way the Future Was, que fue el sello que decidió apostar por él, teniendo en cuenta que otras empresas más consagradas no quisieron apoyar su incipiente carrera como escritor pese a su asentada experiencia como agente y editor desde los años 40:


"Consigné (el libro Mercaderes del espacio) a todas las editoriales [relacionadas con la Ciencia ficción]  de los Estados Unidos, una a una (...) y una a una lo rechazaron (...) lo que encontré fue un editor poco profesional. Su nombre era Ian Ballantine"


Las memorias de Frederik Pohl, publicadas en 1978, son imprescindibles para cualquier investigador de la Ciencia ficción, al menos en lengua inglesa.


El otro factor que convirtió a Pohl en escritor fue precisamente la colaboración con Kornbluth. Desesperado el primero por su bajo ritmo a la hora de escribir —calculaba que necesitaría un par de años para concluir el texto que estaba escribiendo, Fall Campaign, aprovechó una visita del segundo a su residencia para darle el empuje definitivo:


"Tuvimos invitados en casa. Cyril Kornbluth y su esposa encinta, Mary, vinieron (...) naturalmente él era uno de mis clientes (...) le mostré mi fragmento de veinte mil palabras. Charlamos un rato sobre como iba. [Cyril] se llevó el manuscrito , y cuando le vi de nuevo había reescrito las veinte mil palabras y añadido una completamente nueva sección central (...) el conjunto apareció serializado en "Galaxy" como Gravy Planet". (2)


Este fue el germen de Mercaderes del espacio, que solo a la altura de 1978, cuando se escriben las memorias de Pohl, había vendido diez millones de ejemplares; así como de la colaboración entre Pohl y Kornbluth para escribir conjuntamente varias novelas hasta la temprana muerte del segundo en 1958, con tan solo 34 años. El siguiente libro fruto de esta alianza será Búsqueda Estelar, publicado un par de años después que Mercaderes del espacio. (3)


Mercaderes del espacio es una de las obras más vendidas y traducidas del género. Los derechos audiovisuales reportaron así mismo beneficios a sus autores, pero nunca han sido materializados en una película (aunque sí en radionovela). La secuela, The Merchants' War, es mucho más tardía y escrita por Pohl en solitario.


En ambas obras se aprecian las inquietudes políticas de los autores, preocupados por las fallos sistémicos de un mundo que tras la II Guerra Mundial conoce a los Estados Unidos como nueva potencia hegemónica. Ambos estaban imbricados en una filosofía del género, la representada por el movimiento "Futuriano" al que habían pertenecido, que aspiraba a denunciar los problemas sociales de su presente para evitar catástrofes seguras del futuro. Por supuesto su propia trayectoria personal contribuyó a esta perspectiva, con Pohl habiendo trabajado en publicidad y muy consciente del "turbocapitalismo" que se estaba asentando como una de las características claras y más problemáticas de la estructura socioeconómica mundial. Por otro lado provenían de sectores que, habiendo buscado respuestas en la ideología comunista, se habían sentido desengañados por la misma. Al menos por la representada por su propio hegemon, la Unión Soviética.(3) Por tanto tenían muy en cuenta dos amenazas para el individuo como sujeto político: la representada por una filosofía del trabajo alienadora y explotadora, así como la proveniente de una doctrina de pensamiento único. 


Los elementos troncales de la narrativa de Pohl y Kornbluth aparecen en Mercaderes del espacio  a través de los avatares de su protagonista, un alto ejecutivo que cae en desgracia y debe sufrir en sus propias carnes la vida miserable de millones de desfavorecidos. El fondo va a ser similar en Búsqueda Estelar pero con una trama diferente, más apoyada en tradiciones literarias seculares, al estilo de la de Jonathan Swift y su imprescindible, también para la Ciencia ficción, Los viajes de Gulliver


Primera edición (1726) de Los viajes de Gulliver por el dublinés Jonathan Swift. Su influencia en la Ciencia ficción es indudable y el carácter satírico de la obra también está presente en Pohl y Kornbluth. Imagen de Dominio Público vía Wikicommons.



En el caso de Búsqueda Estelar nos vamos a encontrar con Ross, comerciante del planeta Halsey, encargado de usar una nave espacial con tecnología superlumínica y descubrir así el motivo por el que la civilización humana parece estar en declive. La misión le llevará a otros mundos, e incluso a la Tierra, que en el universo de la obra se nos presenta como incomunicada desde hace siglos y portadora de una aureola mítica. Cada una de las paradas de Ross, en planetas con organizaciones políticas diversas (una gerontocracia, una sociedad matriarcal, otra estratificada genéticamente y un mundo con severos problemas educativos así como demográficos) le dará información, amén de unos cuantos peligros para su integridad física, sobre las causas del riesgo de extinción de la humanidad:  la pérdida del pensamiento crítico, la explotación laboral y la anulación de las libertades individuales.


Búsqueda estelar dista de ser una obra maestra, pero puede constituir una lectura más que agradable si se tienen en cuenta diversas salvedades. Entre los aspectos más débiles está el de construirse sobre una estructura formal, así como de fondo, poco novedosa, incluso para los estándares de la época (el explorador sorprendido por la estructura social de los mundos que visita) y ofrecer algunas temáticas que pueden resultar incómodas para ciertos estándares ideológicos actuales (por ejemplo presentar un matriarcado como gobierno tiránico) (5); entre los elementos positivos contamos con un ritmo eficaz (Pohl y Kornbluth estaban agraciados con una prosa ágil y poco pesada) así como, teniendo en cuenta las prevenciones señaladas, seguir a la Ciencia ficción más práctica, la que alerta de los peligros reales que nos acechan. En gran medida la década de los cincuenta del siglo XX es la del asentamiento de algunos importantes problemas que seguimos sufriendo (esquilmación desequilibrada de recursos, alienación, desigualdad social), de modo que el género de anticipación, eficaz por sus características para el análisis social, fue de los primeros en señalarlos. Desde otra perspectiva en obras como Search the Sky podemos apreciar como la "Nueva Ola" de los 60, más preocupada por el aspecto identitario, encontró alguna de sus primeras referencias en la narrativa de Ciencia ficción de la década anterior, que empezaba a alertar sobre temas como los relacionados con la investigación genética y su aplicación. El legado de esos años centrales del siglo puede llegar mucho más allá y no es nada casual que una posible influencia (tal vez indirecta) de la película El show de Truman (The Truman Show. Weir, 1998) se encuentre en el relato de Pohl El tunel bajo el mundo, de 1955. 


En España Búsqueda Estelar apareció publicada en la pionera "Colección Infinitum" de la editorial Ferma (1966), que se ha definido como "mixta" al publicar obras de autores foráneos, como es el caso, y autóctonos que en ocasiones utilizaban seudónimos anglosajones por motivos comerciales, como Max Cardiff (Enrique Martínez Fariñas). En la portada de la edición nos encontramos con la ilustración del gran artista Enrich (Enric Torres-Prat) a quien hay que agradecer que refleje bien a algunos de los personajes principales del texto, algo que no siempre ocurría. A no ser que esté equivocado, ha sido la única edición española de la obra, lo que hace de la publicación por Ferma una pequeña joya, con una traducción en la que no he detectado problemas más allá de unas pocas erratas, comprensibles para su momento. [Actualización 16/11/2025: gracias al eco del artículo, algún amable lector me ha hecho saber que la novela tuvo alguna aparición más en castellano, no como obra individual, pero sí constituyendo parte de una antología de Ciencia ficción estadounidense, publicada por la editorial Aguilar. Se puede consultar la información en los comentarios de este enlace. La traductora fue Trinidad Valiente]:


https://meneame.net/m/ocio/busqueda-estelar-frederik-pohl-cyril-kornbluth-1954


Créditos y primera página de la edición española, con reconocimiento del traductor (Giménez Sales) y el ilustrador, algo no tan frecuente en aquellos años.


En conclusión Búsqueda estelar no es un hito literario y desde luego presenta problemas para un público generalista actual. Sin embargo puede ser gratificante para el aficionado de la Ciencia ficción más clásica, para el interesado por la vertiente pulp del género, para el historiador de la cultura del mundo contemporáneo y para el estudioso del devenir del género de anticipación en la segunda mitad del siglo XX.


Otro de los tomos de la colección "Infinitum", en este caso con autoría de Domingo Santos (seudónimo habitual, no anglosajón, de Pedro Domingo Mutiñó) y de nuevo con ilustración de Enrich. 


NOTAS:

(1) Pohl (1978, pp. 195-196).

(2) Pohl (1978, pp. 194-195).

(3) Me refiero a la edición serializada de Mercaderes del espacio, que se publicó en la revista "Galaxy" en 1952 como Gravy Planet. Como tomo único, con el título The Space Merchants, apareció en 1953 editado por Ballantine.

(4) Deckard (2021).

(5) Con todo, la persona entendida en contexto histórico en relación con la crítica artística, es consciente de dos elementos clave al respecto: comprender la obra como hija de su época y que todo movimiento social, incluidos los útiles y necesarios (como la ecología o el feminismo) cuentan con alas agresivas que pueden tener consecuencias desagradables e incluso contraproducentes para sus propios fines. El análisis de obras como Búsqueda estelar debe tener en cuenta estos factores, al menos si se quiere hacer desde parámetros historiográficos. 


¿QUIERE SABER MÁS?


—CAVEDA, A. Infinitum. En "Sitio de Ciencia ficción" (06/01/2019). Disponible en el siguiente enlace:

https://www.ciencia-ficcion.com/varios/firmas/f20190106.htm


—DECKARD, V. Figuras clave de la Ciencia ficción. Frederik Pohl (1919-2013) en Podcaliptus.com (16/03/2021). Disponible en el siguiente enlace (9/10/2025):

https://blogcaliptusbonbon.blogspot.com/2025/10/figuras-clave-de-la-ciencia-ficcion.html


—POHL, F. The Way the Future Was. Nueva York: Ballantine-Del Rey Books, 1978.


—POHL, F. The Merchants' War.  Londres: Futura, 1986.


—POHL, F. y KORNBLUTH, C. M. Búsqueda estelar. Barcelona: Ferma, 1966.

 

—POHL, F. y KORNBLUTH, C. M. Mercaderes del espacio. Barcelona: Minotauro, 1988 (reimp, 1994).


El texto de este artículo, así como las imágenes propias, se acogen a licencia Creative Commons 4.0. (Atribución-compartir igual).

"BÚSQUEDA ESTELAR" (F. Pohl - C. M. Kornbluth, 1954) © 2025 by Víctor Deckard is licensed under CC BY-ND 4.0