La "Fantastic Factory". He visto todas sus películas y he perdido 1D6 de cordura. ¿Ha merecido la pena? En realidad esta productora derivada de la clásica distribuidora Filmax ha recibido todo tipo de consideraciones, desde tomadura de pelo hasta una gran idea que fue una pena que se perdiera. Tal vez ambas sean correctas a su modo. Yo dividiría sus películas entre "comedias involuntarias" (género por lo demás muy disfrutable, aunque poco satisfactorio artísticamente para sus autores/perpetradores), cintas que van de serias pero que son aburridas, y un par de buenas obras (sobre todo una).
Adenda: En primer lugar que no se me enfade nadie, que con esto del cine la gente tiene unas sensibilidades a flor de piel y la vida es muy corta como para estar enfurruñaos porque a alguien no le gusta lo que a uno; por otro lado, no voy a destripar las películas por si alguien quiere seguir la peligrosa senda para la estabilidad mental que he transitado, y finalmente bravo por el esfuerzo de todo aquel que saca una peli, aunque sea Birdemic. Encima tiene que aguantarnos a los que las vemos que, claro, somos todos unos expertos y más predispuestos a decir ñi ñi ñi que bien hecho. Pero bueno, vamos allá. Pasen, pasen. Entren libremente y dejen un poco de la felicidad que traen consigo.
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Brian Yuzna adquirió reconocimiento con su interesante Society (1989), la cual a su vez tiene puntos en común con la influyente They Live, que Carpenter nos regaló el año anterior.
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La idea venía a recuperar una vieja tradición del cine español y que ha dado grandes alegrías al aficionado: el Fantaterror (1). En cierta medida, el género fue una especie de refugio creativo durante tiempos duros y nos dio obras que han sido reivindicadas en nuestro país y fuera de él. Por poner un ejemplo, el famoso director Eli Roth (Cabin Fever, Hostel) ha reconocido en alguna ocasión ser fan de Quien puede matar a un niño (Ibáñez Serrador, 1976). Otras menos conocidas para el público actual como No profanar el sueño de los muertos (Grau, 1974) o Pánico en el Transiberiano (Martín, 1972) son una joya, pudiendo gracias a esta última disfrutar de ver en el mismo plano a gente de la talla de Christopher Lee, Peter Cushing o Telly Savalas (éste, vestido de cosaco dando sablazos es un primor). Incluso entre cintas aún menos recordadas hay tesoros, caso de Una vela para el diablo de 1973 por el mismo director de Pánico en el transiberiano. ¿Y qué pasó? Para algunos autores la transformación del cine español vino de la mano de la "Ley Miró", que en 1983 asentó el sistema de subvenciones y primó un cine más “social” que acabó con la industria previa. Es un debate complejo y seguramente como es habitual en la causalidad histórica, el fenómeno responda a diversas causas (2).
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Christopher Lee y Peter Cushing en «Pánico en el Transiberiano». Siempre me ha hecho mucha gracia este fotograma, porque parece que alguien se ha tirado un peíllo. Si no han visto la película, seguramente se lo pasarán pipa cuando lo hagan. Y es de Dominio Público.
Con estos antecedentes el de la Fantastic Factory parecía un proyecto loable. El Fantaterror era añorado, recordado y, si se podía hacer negocio con una reactualización, pues "miel sobre hojuelas" que se dice, ¿no? Pues no, porque para abrir el proyecto llegó… Faust: La venganza está en la sangre (Yuzna, 2000). Tal vez el problema es que Brian Yuzna estaba ya en una trayectoria descendente en su carrera. A día de hoy siguen siendo muy reivindicables sus gamberras Society (1989) o From Beyond (1986, traducida en España como Re-sonator para subirse al carro de Re-animator, que produjo con la dirección de su amigo Stuart Gordon). Faust entra de lleno en la categoría de comedia involuntaria, con unos escenarios en Barcelona que tratan hacer creer que la acción es en Estados Unidos sin conseguirlo y unos efectos poco logrados. La sublimación está en un guion que va provocando la incredulidad y poco a poco el gozo en el espectador por las risas. A la sensación raruna, salpicada de carcajadas, contribuye un erotismo de lo más sonrojante y desmadrado, poco necesario para la historia. Si en la escala de “cine malote” R.O.T.O.R. es un 10, Faust alcanzaría para el que suscribe un 8. No está mal para el despiporre, pero como negocio la botadura empezaba con vías de agua. Añadir que fue muy comentado el que le dieran el premio a los efectos especiales en el festival de Sitges.
El mito de Fausto ha sido reinterpretado en diversos formatos. En el cine ya desde la época muda con la película de Murnau en 1926. En el caso de la película de Yuzna, se basa en el cómic creado en 1988 por Tim Vigil y David Quinn, cuyo protagonista toma rasgos del personaje clásico.

Bueno, cualquiera puede dar un traspiés. El año siguiente hubo una de cal y otra de arena. Por un lado llegó Arachnid, que trataba de ser más autoconsciente y no tomarse demasiado en serio. El problema es que es aburrida. Pertenece al manoseado y agotado ya en aquel momento género de bichos asesinos. Tras la Ciencia ficción de bajo presupuesto de décadas anteriores, habíamos tenido Tiburón (Spielberg, 1975) y toda su exploitation, pero también otras como la notable Phase IV (Bass, 1974) o la —esta sí divertida y cercana— Slugs. Muerte viscosa (Piquer Simón, 1988). Superar esos listones era complicado y no se logró. Incluso el director, Jack Sholder, ha despotricado contra esta película señalando que el guion era un asco, que se la montaron casi a traición y que estaba bien vivir en Barcelona salvo por el hecho de que tener que trabajar en algo tan malo. Casi nada. Y es una pena, porque en su haber tiene maravillas como The Hidden (1987) y de haber intentado innovar con Pesadilla en Elm Street 2 (1985) que dio mucho que hablar, entre otras cosas porque hay quien ha visto en ella una alegoría de las dificultades sociales por ser homosexual. |


Carteles para el mercado español y para el tailandés. La Fantastic Factory tenía una clara vocación internacional. Entre los ejemplos más desconcertantes de arañaexploitation está The Kingdom of Spiders (1977) protagonizada por William Shatner y que cuenta con algún póster así mismo fascinante.

Por suerte en 2001 llegó la buena de la Fantastic Factory. Casi me atrevería que, como dice la canción, por esta “valió la pena”. Hay mucha gente que la considera una obra menor, pero que quieren que les diga: yo tengo debilidad por ella. Me refiero a Dagon: la secta del mar. Fue el mismísimo Stuart Gordon quien, apoyándose en el guionista con quien había trabajado en Re-Animator, Dennis Paoli, se desenvuelve como pez en el agua (permítaseme la broma en una historia de seres anfibios) dentro de uno de sus contextos favoritos, el del universo de Lovecraft. Se suele decir que el escritor de Providence no es bueno, que sus personajes son planos y que juega mejor con la atmósfera que con la narrativa. Para mi hay cuatro obras que no encajan con esta teoría: El color del espacio exterior (1927), El extraño caso de Charles Dexter Ward (post, 1943) y las dos en las que se apoya la peli de Gordon: Dagon (1919) y la excelente La sombra sobre Insmouth (1936). A diferencia de con Re-animator, el guion no modifica sustancialmente la historia original (Herbert West: Reanimador, 1922) de modo que nos encontramos con una historia atmosférica, una narrativa efectiva (no exenta de escenas gore) y con el gustazo de que gracias al saber hacer de Gordon, se mezcla todo perfectamente en un entorno español pero que aquí no desentona. Al fin y al cabo se ambienta en un ficticio pueblo gallego, con el grandioso nombre de Imboca, traslación al castellano del “Insmouth” del relato. Un gustazo para un admirador de Lovecraft, como el que suscribe.
"Hola, soy Lovecraft y no apruebo Dagon porque salen tetas". La película utilizó como escenario el bellísimo pueblo gallego de Combarro.


Por desgracia, la originalidad de Dagon no se mantuvo. La siguiente, Darkness (2002) representa un ejemplo de lo insulso del cine más comercial dentro del ámbito del terror, lleno de sustos a golpe de ruido, casas encantadas por doquier con maldiciones que desfacer y pocas sorpresas. De modo que entraría en la liga de “seria pero aburrida” y por su falta de estímulos creativos se me hizo cuesta arriba. Una pena, porque el director, Jaume Balagueró ya ha demostrado que puede traer productos de lo más interesantes, ya fuera con Paco Plaza en REC (2007, una pena que la segunda parte fuera un verdadero desastre antes de hacer un giro radical con la tercera) o en solitario con Mientras duermes (2011, inverosímil pero muy efectiva). Por desgracia Darkness no está entre sus mejores obras y la capacidad de sorprender es nula. Como curiosidad podemos ver en la misma cinta a la ganadora del Oscar, Anna Paquin, junto a Fele Martínez, quien durante un tiempo fue una figura muy reconocible en parte por su gran trabajo en la meritoria reivindicación del género que fue Tesis (Amenabar, 1996).

Después de la oscura Darkness (je je) llegó el retorno al universo Re-animator con Beyond Re-Animator, la tercera parte tras una continuación anterior a la Fantastic Factory (La novia de Re-Animator Yuzna, 1990) que estaba por detrás de la gloriosa primera parte pero que se dejaba ver. Igual es cuestión de expectativas, porque cuando introduje el DVD de Beyond en el reproductor pensaba que me iba a encontrar como Kurtz con el “horror”, pero no fue para tanto. Tal vez por eso para mi esta es la otra “buena” de la FF. A ver, entendámonos. Re-animator es el Nirvana, Dagon unas vacaciones en la playa y aquí andamos por una acera en la que se ve de vez en cuando un arbolico. Coge bien el tono de humor de la saga y le da un pequeño giro al ambientarse en un entorno nuevo. El problema está en que para que la productora hubiera podido sobrevivir quizás este tendría que haber sido el nivel medio y no la excepción. En las curiosidades, señalar que podemos ver a Elsa Pataki, quien ya demostraba un muy buen nivel de inglés y está solvente en su interpretación y a Santiago Segura… haciendo de Santiago Segura. Las caras que ponían Jeffrey Combs y Jason Barry ante sus bromas en la presentación son todo un poema.

A partir de aquí no se levanta cabeza. Ya solo hay o aburrimiento, o aprovechable comedia involuntaria. En el primero juega Romasanta: la caza de la bestia (2004) del ya mencionado y ocasional colaborador de Balagueró, Paco Plaza (quien ha tenido éxito en los últimos años con la para mi así mismo insulsa y llena de clichés Verónica, 2017). Ya que estamos vean OT: la película (2002), que es un documental de Plaza y Balagueró sobre los primeros triunfitos y que da un poco de susto también, debido a la sordidez del mundo de las grandes discográficas. En lo soseras del último tramo de la Factory está así mismo La monja (De la Madrid, 2005; no confundir con la peli homónima más famosa del 2017). Como dice un usuario en FilmAffinity lo mejor de este título es recordar la infancia diciendo rápido "mon-ja-mon-ja-mon-ja-mon-ja…" ya saben. Por suerte, Yuzna vino, eso, involuntariamente, en nuestro auxilio para sacarnos carcajadas con Rottweiler y sobre todo con Bajo aguas tranquilas, ambas del 2005. La primera nos presenta una España postapocalíptica a lo Eurosource, el módulo del juego de rol Cyberpunk, en la que —no sabemos muy bien el motivo— un perro aparentemente muerto no deja de perseguir al prota. Los despropósitos son continuos, los diálogos absurdos y los personajes se comportan como si estuvieran todos como un cencerro. Da para risas, el problema es que “de”, no “con”. Aparece en uno de sus últimos papeles otro representante del Fantaterror patrio, Jacinto Molina (Paul Naschy) quien a diferencia de Rabal, no tiene aquí espacio para destacar. Y acabamos por todo lo ¿alto? con Bajo aguas tranquilas. Tiene un meritorio 7-7,5 en mi reiteradamente señalada escala de pelis chungas. Uno de esos regalos que ofrece la vida es el poder ver al nadador David Meca en su peculiar faceta de actor (ha contado varias veces que anteriormente rechazó un papel en la mítica serie estadounidense Los vigilantes de la playa) y escucharle doblándose a sí mismo, o contemplar una escena con una fiesta de pueblo que deja atrás lo más sórdido que puedan imaginarse en una evento de esas características (añadiré también en una fiesta “de ciudad”, que en estos tiempos como digo la gente está a la que salta. Añado emoticono para rebajar la tensión 🙂) Ángel Sala, director del festival de Sitges en alguna de sus ediciones, ha participado en tan ilustres obras finales de la FF. En la primera aparece acreditado como script consultant y en la segunda en screenplay, según IMDb o aiemdibi.
Y ya, estas fueron todas las películas de la Fantastic Factory. Creo que queda claro que en mi opinión el nivel medio no estuvo bajo las aguas, sino en el fondo de la fosa de las Marianas, pero eso, aparte de ser algo subjetivo no significa que: 1) forme parte de la historia de nuestro cine, 2) la intención era buena 3) están las risas y 4) está Dagon. Así que sí, he perdido cordura pero… valió la pena.
NOTAS
(1) Ha habido otros intentos menos conocidos, como la productora "Diseño y producción de Films", detrás de Angustia (1987) interesante slasher dirigido por Bigas Luna.
(2) Echazarreta, 2002.
¿QUIERE SABER MÁS?
—Pódcast sobre la "Fantastic Factory":
—Pódcast sobre No profanar el sueño de los muertos:
—Un buen repaso por el Fantaterror lo realiza Juan A. Pedrero Santos en un capítulo de su Terror Cinema (Calamar ediciones: Madrid, 2008).
—Sobre el difícil ecosistema del mercado español en el último cuarto del siglo XX para que permeara el género de terror, todo en el contexto de la "Ley Miró", se puede consultar:
«Angustia» o la siniestra cinefilia de Bigas Luna por Echazarreta Carrión, J. (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002) en:
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